5/8/10

Hablemos de pijas




Mar de pijas
Alejandro Quesada
Fin de la noche
2010




La novela de Quesada se construye y se sostiene en base a tres pilares: la pija, el surf y la ciudad (ordenados de mayor a menor importancia). Aunque Eldelosrulosamarillos (el protagonista de la novela) probablemente invertiría el orden de relevancia en su vida, poniendo el surf antes que la pija; de hecho, en más de una ocasión posterga cogidas para poder ir a la playa en el mejor horario de las olas.


Para el caso, da igual: pijas y tablas bien parejas en el primer puesto, la ciudad, presumiblemente Mar del Plata –además de la similitud con el nombre de la novela, la biografía de Quesada indica que nació allí en 1974, por lo que si necesitáramos ubicar el relato en coordenadas que nos resultasen reales, no dudaríamos en afirmar que MDP ocurre en Mar del Plata–; decíamos, la ciudad como escenario, y el collage de discursos como técnica de escritura que a través de la recontextualización de fragmentos arman la identidad de un libro raro, en el buen sentido de la palabra, que, dicho sea de paso, es el único sentido que le conozco (para pensar que raro podría ser usada con connotación negativa habría que estar a favor de lo normal, y, desde ya, yo no ando en esa).


Que quede claro que Mar de Pijas no es una novela gay, ni siquiera literatura de putos. Quesada no trata ni está interesado en la identidad de género. En todo caso, lo que sí abunda, es la identidad de pijas. Y esto puede parecer un chiste, pero no lo es. No sé si decir o no que “ya era hora”, pero la verdad es que ya era hora de que hubiera una novela con la pija como centro. Ya era hora de que alguien acabara con ese vacío inexplicable de la bibliografía sobre pijas.


Para muchos chicos la pija (la propia y las de los demás) es el centro de sus vidas. Y si eso los transforma en gays, homosexuales o putos, no les importa. No están interesados en la identidad sexual, están interesados en la pija. Respetemos los intereses de cada uno.


En este sentido, a mí entender, Eldelosrulosamarillos no es puto, porque a él la idea de ser algo en base a lo que lo calienta, nunca se le pasaría por la cabeza. Sí se le pasan por la cabeza, en cambio, otras cosas. Piensa en pijas, ya se sabe, pero piensa también en conseguir plata para comprarse una buena tabla para surfear. Piensa, por lo tanto, en la problemática del trabajo escaso y mal remunerado. Piensa en mejorar arriba de la tabla, para ganar las competencias y conseguir, así, prestigio y fama (dentro del circuito de surf). Una cosa lleva a la otra. El surf es una excusa para conocer chicos; conocer chicos, el paso previo a conocer sus pijas. Y punto. No mucho más. Casa/trabajo-playa-pija. Ese es el circuito diario de Eldelosrulosamarillos.


Ahora, ¿y sobre la novela en sí? Ok, bien, ya entendimos de qué la va, pero ahora queremos saber qué onda, cómo la va. Bueno: genial, perfecta, excelente. Renovador. Así es el estilo de Quesada. Las descripciones son precisas, el relato atrapa. Las cogidas calientan. Siempre pensé que eso era importante. De un libro de terror esperamos que nos asuste. Mar de Pijas te calienta, te da ganas de coger.


Y el humor. El libro abunda en sentido del humor. Hace poco me enteré de que la risa es un impulso que traemos de la época en que éramos animales, y que su función es informar a los otros animales de nuestra manada que está todo bien, que no tenemos ánimos agresivos. Cualquiera que haya tenido un encuentro con alguien que apenas conoce o no conoce en absoluto, con el único objetivo de coger, sabrá que la situación suele estar cargada de cierta tensión. Pocas veces se descomprime esa tensión con risas, se guarda toda la energía para descomprimirla cogiendo. Quizás por eso, por querer guardar toda la leche para la leche, se provoquen en esas situaciones circunstancias ridículas, que vistas desde afuera (como las ve el lector de Mar de Pijas) provocan risa. Por eso el sentido del humor en la novela no es una elección, es algo que ocurre naturalmente. Y Quesada demuestra inteligencia y criterio para dejar que el humor se apodere del relato, porque sabe que es una fuerza natural que no se puede detener (como el mar).


También hay maestría en el modo en que Quesada inserta la historia en la ciudad. El olor a pescado podrido del puerto, el viento y las bicicletas, los pibes muertos que se lleva el mar.


Mar de Pijas es no solo el reflejo de la pasión por la pija, lo que la coloca en el centro de la literatura nacional (¿acaso no es la pasión una de las cualidades típicamente argentinas?) sino también un bello y preciso retrato de una ciudad particular en un determinado momento. Y a mí entender, belleza y precisión son dos de los objetivos más difíciles de alcanzar usando el lenguaje como medio de expresión. Por lo tanto, mi más profunda admiración por Alejandro Quesada y su Mar de Pijas.

Mariano Blatt