El deshoje
Alejo González Prandi
Ediciones Último Reino
2007
Céleste Albaret, la fiel ama de llaves de Proust, cuenta en sus memorias un incidente revelador: durante dos días esperó que su patrón, encerrado en su cuarto, tocara el timbre para que le llevara el café. La muchacha no se atrevía a entrar por temor de encontrarlo muerto y pasó los dos días sin dormir. Cuando el timbre por fin sonó, hubo una conversación entre ellos. Proust le preguntó qué había pensado en todo ese tiempo. Era consciente de que ella había estado merodeando sin atreverse a entrar y admitió que él también había pensado que no se volverían a ver. Céleste formuló una hipótesis personal sobre el asunto: sospechaba que todo había sido un experimento de Proust en torno a su propia muerte para poder escribir sobre eso.
Con una aproximación experimental de esta naturaleza arranca este primer libro de Alejo González Prandi. Ya en el poema inicial, las especulaciones sobre la propia muerte plantean una serie de preguntas:
quién dejará la casa
quién irá a visitar mi muerte
qué harán de la casa cuando no pueda estar
Y en el intento por responder se arma el poema:
volveré temprano y sabré qué hacen de mi muerte
cuando no estoy
volveré si es verdad que aman la casa
La triada muerte-soledad-poesía recorre todo el libro. La muerte propia o ajena y la soledad parecen constituirse en el motor que mueve la escritura, el motivo o el festejo del poema:
toda mi soledad reverenciada por un poema...
llego tarde
llego tarde
y la muerte ni siquiera me echa una mirada
("Cambio de materia")
Ese eje temático es desarrollado a veces con un discurso abstracto o filosófico, que no deja resquicio para la imagen poética o la metáfora, a pesar de que la preocupación constante es el sentido de la poesía:
pensamos que nada de lo que hacemos tiene un sentido
aunque sepamos bien qué es la poesía después de Auschwitz
una literatura de revolución
("Escrituras")
Pero la poesía de González Prandi es más poderosa cuando el control intelectual se hace a un lado y se deja llevar por el lirismo de una narración (como en “Una mujer” y “Las cosas ocultas”) o cuando irrumpen imágenes insólitas que, a la manera de los claroscuros en una pintura, iluminan y dan relieves al poema:
no es cierto que la poesía
acudirá a mi muerte
la mazorca del invierno
pondrá una odalisca sobre mi mano
para que no se note la soledad
("La odalisca")
Tal vez en la contemplación y la soledad que precede a la poesía, en la intención de describir lo que acontece en la supervivencia de una hoja podamos encontrar la clave de “El deshoje”: la soledad de ser descubiertos en la belleza que abre / alejados de los que no conocen la muerte a pesar de estar vivos.
Silvia López